El pueblo de Madremanya, con una superficie de unos 14 km² y que no llega a los 300 habitantes, es un pequeño pueblo rural del Gironès situado entre la llanura y la montaña de Àngels que guarda todo el encanto de los pueblos medievales del Empordanet. Su nombre viene del latín “Matrem Magnam”, nombre que recibía la diosa Cibeles, la del culto a la agricultura.
El barrio antiguo se eleva sobre un cerro presidido por la iglesia fortificada de Sant Esteve, de origen medieval. El centro del pueblo, que se encuentra amurallado, está repleto de calles estrechas, casas antiguas y pequeñas plazoletas. Un conjunto de callejones adoquinados nos trasladan a otra época.
Además, Madremanya se encuentra ubicado a un lugar privilegiado, en medio del macizo de las Gavarres, un entorno que invita a pasear e ir en bicicleta, puesto que desde el municipio salen varios caminos que nos llevan a conocer lugares como, por ejemplo, el castillo de Millars o una ruta que asciende hasta el santuario dels Àngels.