El casco antiguo de Madremanya se encuentra elevado sobre una colina y está lleno calles estrechas, casas antiguas y pequeñas plazas que nos muestran su antigüedad a través de elementos arquitectónicos y decorativos de los siglos XVI, XVII y XVIII. Traspasar los dos portales de la antigua muralla (ya sea el portal oeste, en la calle de San Esteve o el portal norte, en la plaza de Quatre Vents) es adentrarse en su historia.
Dominando el recinto medieval amurallado encontramos la iglesia San Esteve de Madremanya, de estilo románico tardío y construida alrededor del año 1300, que consta de una sola nave muy ancha con un ábside semicircular. Un lugar, en definitiva, donde merece la pena perderse un buen rato.